Número 5 (2026)
Escultoras tradicionales y digitales: genealogías, técnicas y resistencias. Entre la arcilla y el algoritmo: la presencia expandida de las escultoras
Hablar de escultoras supone adentrarse en una historia marcada por restricciones, silencios y accesos negados. Durante siglos, la escultura fue un territorio masculinizado: a las mujeres se les prohibió estudiar anatomía, se las marginó de los talleres y se las relegó a labores periféricas del arte. Su presencia aparece fragmentada, condicionada por la falta de formación formal, los límites económicos y la invisibilización crítica que acompañó a generaciones enteras de creadoras. Sin embargo, allí donde se intentó expulsarlas, ellas ocuparon espacio: desde Sabina von Steinbach en el siglo XIII hasta Augusta Savage en el Renacimiento de Harlem, pasando por escultoras como Camille Claudel, que accedieron al oficio desde talleres familiares o academias privadas con acceso limitado. La historia de la escultura es también la historia de su lucha por ser reconocidas como autoras. En paralelo, la llegada de la escultura digital abrió un territorio que muchas creadoras han sabido convertir en espacio propio. Herramientas como Blender, ZBrush o la impresión 3D transformaron los procesos técnicos y democratizaron el acceso a la formación, permitiendo a escultoras de contextos diversos experimentar con geometrías complejas, texturas virtuales y modelos que antes dependían de talleres o recursos costosos. Este entorno, más flexible, menos jerárquico y no condicionado por la fuerza física, ha funcionado como un punto de fuga frente a las barreras históricas de la disciplina. Allí, muchas mujeres han encontrado un lenguaje donde lo artesanal dialoga con el algoritmo y donde la forma se diseña, se altera y se reimagina sin los límites materiales del pasado. Hoy, las prácticas escultóricas conviven y se expanden: la arcilla, el bronce y la piedra dialogan con el modelado digital, la retopología y la impresión 3D. Esta hibridez no sustituye la tradición; la amplía, la complejiza y la pone en manos de quienes durante siglos estuvieron ausentes de su relato. En esa transición, las escultoras encuentran nuevas formas de acceso, experimentación y decisión, configurando un campo que ya no puede comprenderse sin su presencia. Este monográfico nace precisamente para recorrer esas genealogías y visibilizar a las escultoras, históricas y contemporáneas, que, desde la materia o el polígono, desde el taller o la pantalla, han desafiado jerarquías, ampliado el lenguaje escultórico y reclamado un lugar que les fue sistemáticamente negado.

